La aparición de nuevos partidos podría fragmentar aún más el sistema electoral por el desprestigio que tienen los partidos políticos y dificultaría alcanzar consensos legislativos.Terminó el periodo que se abre cada seis años para formar nuevos partidos políticos, hasta el momento seis organizaciones han alcanzado los requisitos, pero eso no significa que ya hayan alcanzado ya su registro. El INE tiene un plazo de cuatro meses para revisar y verificar que cumplan con la organización de 20 asambleas nacionales o 200 distritales y tener mínimo 233,945 afiliados. La ley establece que si dos o más organizaciones tienen un mismo afiliado el último que lo registro es el que cuenta y se invalidan los primeros; esto hace que probablemente el número de asambleas y militantes para cada organización disminuya y pongan en peligro su registro. También está prohibido que sindicatos, partidos u organizaciones religiosas apoyen a las organizaciones. Las organizaciones son: A) Redes Sociales Progresistas (RSP) cercanas a la Profesora Elba Esther Gordillo y al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE); B) Grupo Social Promotor de México (GSPM) lidereado por Luis Castro ex presidente de Nueva Alianza que perdió su registro en el 2018 y también cuenta con apoyo del SNTE; C) Encuentro Solidario (PES) lidereado por Hugo Eric Flores cercano a iglesias cristianas y mantiene las bases del partido Encuentro Social que perdió su registro en 2018; D) Libertad y Responsabilidad Democrática o México Libre (ML) como se le conoce, encabezado por Margarita Zavala esposa del ex presidente Felipe Calderón, de ideología de derecha y conformado por ex panistas; E) Fuerza Social por México (FSM), cercano al líder sindical Pedro Haces que es secretario general de la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México y F) Fundación Alternativa (FA) lidereado por el ex priista César Augusto Santiago (Tabla 1). De ser aprobados sus registros, las elecciones del 2021 tendrán el mayor número de partidos compitiendo: trece, en las elecciones federales del 2003 participaron once, aunque cinco de ellos perdieron su registro al no alcanzar el umbral de 3% de los votos nacionales requeridos, en el plano local la presencia de partidos locales será aún mayor, por ejemplo en Morelos actualmente hay once partidos con registros con lo que la aparición de seis nuevos partidos llevaría a que el electorado tuviera que elegir en las próximas elecciones locales por 17 opciones partidistas. Ante el desprestigio de los partidos tradicionales, PAN, PRI, PRD y Morena, enfrentan problemas de liderazgo lo que detona falta de credibilidad y confianza por parte de la población que pueden buscar otras opciones en las próximas elecciones federales y fragmentar aún más el sistema de partidos, que a pesar de que tres de esas organizaciones (PRS, PES y FSM) han hecho explícito su apoyo a López Obrador y su proyecto de la 4T, pero tendrán que negociar privilegios a cambio de apoyo legislativo. La mayoría de estas nuevas organizaciones no tienen una clara ideología sino más bien intereses ligados unos al magisterio y otros a organizaciones sindicales o grupos cristianos. El PAN posiblemente sea el partido que sufra más con la entrada en escena del partido de Calderón que se ha consolidado como una de las figuras más emblemáticas de oposición a AMLO y atrae el voto de simpatizantes panistas considerados como voto duro y que ven en Calderón la añoranza de épocas pasadas de posicionamiento panista caracterizado por ser una fuerte oposición al gobierno.
Yeidckol es destituida por el TEPJF y Ramírez Cuellar cercano a AMLO, Luján y Sheimbaun operará la elección interna donde AMLO decidirá quién queda. El TEPJF anunció tres medidas que modifican la vida interna de Morena, a) destituye a Yeidckol aunque se mantiene como Secretaría General; b) Obliga a renovar la dirigencia por medio de encuestas en un plazo de cuatro meses y, c) revoca la decisión de Morena de reducir 75% de sus prerrogativas, con lo que le regresa fondos al partido. Ni la sumisión total de Yeidckol hacia AMLO logró le sirvió para retener la presidencia, por ejemplo, para quedar bien con la política de austeridad de AMLO, redujo 75% sus prerrogativas lo que metió a Morena en graves problemas de operacionalidad, cometió errores que la llevaron a tener un mal desempeño electoral en el 2019, abrió conflictos con varios comités estatales e incluso contra senadores como Monreal, por lo que se fue quedando sin apoyos. Aunque Yeidckol, se mantiene como Secretaría General y mantiene cotos del poder en algunos estados se encuentra muy debilitada y sin posibilidades de competir por la presidencia mediante el uso de encuestas que solo servirán para legitimar al candidato que AMLO quiere imponer como presidente para organizar a su partido en las elecciones del 2021 y lleve a cabo el proceso de selección interna de candidato a la presidencia en el 2024. Ramírez Cuellar, ex líder del Barzón sólo servirá para operar la elección interna y cohesionar nuevamente al partido ante el mal desempeño de Yeidckol.
El reporte de la ASF del último año de Peña Nieto confirma los altos niveles de corrupción en su gobierno. AMLO dosificará la información para mantener su narrativa del combate a la corrupción, pero mantiene su promesa de no tocar al presidente que es ampliamente cuestionada. La Auditoría Superior de la Federación dio a conocer su informe sobre el último año de Peña Nieto, además, investigaciones autónomas de organizaciones y medios de comunicación y reportes de la Unidad de Inteligencia Financiera inundan de noticias de actos de corrupción en una buena parte de las dependencias de su gobierno. Los datos confirman lo que Transparencia Internacional ha evaluado durante el gobierno de Peña Nieto de caer 32 lugares en el ranking de percepción de corrupción. Los datos muestran que durante el sexenio de Fox cada hora se perdían, en promedio, cien mil pesos del presupuesto federal, con Calderón aumentó a 1.5 millones de pesos y con Peña Nieto a más diez millones. AMLO mantiene su postura de no comenzar investigaciones en contra del presidente pero su discurso y los hechos lo traicionan; por un lado, AMLO admite que Peña Nieto propiciaba la corrupción durante su gobierno, afirma que es muy probable que Peña Nieto estuviera enterado de los actos de corrupción como la compra de la planta de fertilizantes y le resulta vital para su popularidad seguir filtrando noticias de actos ilícitos por parte de funcionarios del anterior gobierno que reafirmen su política de combate a la corrupción, pero al mismo tiempo sostiene que no va a comenzar un juicio contra el ex presidente a menos que la población en una consulta lo exija o que la Fiscalía presente pruebas contundentes en su caso. Esta postura levantó críticas ya que como autoridad es su deber constitucional y no es voluntario comenzar o no investigaciones por delitos o actos de corrupción, inclusive la Unidad de Inteligencia Financiera mantiene la búsqueda de la ruta del dinero que pudiera relacionar a altos funcionarios del pasado gobierno como Videgaray, Osorio o el propio expresidente como ha sido develado por el abogado de Lozoya que solo cumplía órdenes. Es probable que la suerte de Peña Nieto o sus colaboradores más cercanos esté ligada a la popularidad de AMLO, donde en caso de bajar en las encuestas de opinión pública decida romper su pacto de no perseguirlo.
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